Llevar una vida sana es algo imprescindible, algo que no debemos olvidar nunca si queremos llegar a la vejez con una buena forma física.
Para conseguirlo hay miles de consejos o de recomendaciones que oímos en todos lados, en los medios de comunicación, televisión, radio, e incluso en la consulta de nuestro médico. Consejos que evidentemente damos por ciertos, porque si nos lo dice nuestro doctor, ¿Por qué no deberíamos creerle?
Sin embargo en ocasiones, hay cosas que las damos por ciertas sin investigar un poco más allá y sin centrarnos en los fundamentos científicos que las respaldan.
Uno de estos consejos que nunca se nos ocurriría poner en duda, es el de que debemos beber al menos dos litros de agua al día y el de que en general, es bueno beber mucha agua. Probablemente esto sea algo que te han dicho desde pequeño, y que sobre todo en verano, habrás intentado poner en práctica, pero, ¿Realmente es cierto?
Para solventar todas las dudas al respecto, en este artículo te vamos a contar por qué es fundamental el agua en nuestra vida, pero también los falsos mitos que hay a su alrededor.
La importancia del agua para nuestro organismo
Algo que desde luego nos da una gran pista sobre la importancia de este líquido en nuestro cuerpo, es que estamos formados en más de un 70% de agua. Y no solo eso, ya que el porcentaje de agua en un órgano tan importante como es el cerebro, es del 95%.
Por lo que evidentemente, necesitamos tener a nuestra disposición el agua para poder sobrevivir y mantener en un buen estado nuestras funciones vitales.
Sin embargo esta no es ni de lejos la única función que se le puede atribuir, ya que entre otras están estas:
Ayuda a la digestión
El agua es un lubricante natural y lo necesitamos para hacer cosas tan básicas como respirar o como alimentarnos.
Sin ir más lejos, nuestra saliva (la cual está formada prácticamente por agua) es fundamental para poder masticar y tragar los alimentos, sin ella, algo tan natural como comer, sería mucho más difícil y molesto.
Elimina toxinas
Además gracias al agua, todos los días podemos expulsar al exterior una gran parte de las toxinas que nuestro organismo va poco a poco acumulando. Esto lo hacemos a través de la orina o del sudor.
¿Realmente necesitamos beber dos litros de agua a diario?
Aunque, como ya hemos dicho, es evidente que necesitamos el agua para poder sobrevivir, ¿Realmente debemos beber al menos 2 litros de agua al día?
Sin duda es algo que recomiendan los médicos y que toda la sociedad ha dado por cierto, pero no debemos perder de vista que el cuerpo de cada uno es muy sabio, y sabe lo que necesitamos, por lo que quizá forzarnos a tomar una mayor cantidad de líquido de la que nos pide el organismo, no es la mejor idea.
De hecho, también es importante que sepas que cualquier exceso puede resultar perjudicial, incluso el exceso de algo tan inocuo como es el agua. A continuación te contamos cuales son algunos de los problemas que nos puede acarrear el hidratarnos demasiado:
Problemas sanguíneos
Hay que tener muy en cuenta que nuestro cuerpo vive en un constante equilibrio, un equilibrio que puede verse afectado por cualquiera de nuestras decisiones, y en el que una mínima variación puede hacernos un gran daño.
En tu sangre hay una determinada proporción de sales minerales, fundamental para que te encuentres bien y te sientas sano. Beber mucha agua puede hacer que tu sangre comience a verse diluida, algo que en quizá no parezca importante, pero que puede provocar graves daños incluso en el cerebro.
La explicación de esto es muy sencilla ya que toda el agua que consumes debe ser filtrada por los riñones. Si en un pequeño periodo de tiempo comienzas a beber una gran cantidad de este líquido, tus órganos van a verse sin duda sobrepasados, por lo que el exceso de líquido presente en nuestro organismo comenzará a hacer que la sangre sea más líquida.
Dificultad para dormir
Una de las cosas curiosas de tu cuerpo y que quizá no sepas, es que tenemos una hormona antidiurética, (HAD) también conocida como arginina vasopresina, la cual se produce en el hipotálamo, y cuya función consiste principalmente en regular los fluidos, glucosa y sales presentes en la sangre.
Sin embargo, también tiene otras muchas funciones, como, por ejemplo, provocar un aumento en la absorción de agua de nuestro cuerpo.
Este mecanismo se pone en marcha en determinados momentos, como por ejemplo cuando tenemos alguna enfermedad con la que sufrimos el riesgo de deshidratación, pero también durante la noche, consiguiendo que no sintamos tantas ganas de acudir al servicio.
Por ejemplo, el alcohol es capaz de inhibir esta hormona, razón por la que se sienten tantas ganas de ir al baño cuando se consumen bebidas de este tipo.
Cuando se consume una gran cantidad de agua, esta hormona antidiurética no es capaz de ponerse en marcha durante la noche, con lo que es mucho más probable que tengamos que despertarnos en medio de nuestro sueño.
Si esta situación se alarga en el tiempo, se corre un gran riesgo de comenzar a sufrir problemas de insomnio, y, en definitiva, una gran dificultad para conciliar un sueño reparador.
Aumento de la sudoración
En nuestro cuerpo tenemos miles y miles de glándulas sudoríparas, se encuentran situadas en la dermis reticular e hipodermis de nuestra piel y las cuales generan el molesto sudor.
Sin embargo, su función es mucho más importante de lo que pueda parecer porque no solo ayudan a eliminar todas las toxinas del cuerpo, sino que también son fundamentales para la termorregulación del organismo.
Asociada a estas glándulas está la enfermedad conocida como hiperhidrosis, la cual consiste en una producción excesiva de sudor, normalmente situada en pies y manos.
Las personas afectadas por esta hiperhidrosis tienden a beber una mayor cantidad de agua, ya que sienten que de alguna manera tienen que recuperar el líquido que están perdiendo a través de estas glándulas.
Sin embargo, se ha descubierto gracias a numerosos estudios, que aumentar la ingesta de agua tan solo consigue acrecentar el problema, y hacer que incluso pacientes sanos, acaben desarrollando esta patología.
Hiponatremia
Puede parecer un nombre algo técnico, sin embargo, la hiponatremia tan solo da nombre a una baja concentración de sodio en la sangre. El sodio sin duda tiene un papel fundamental en el metabolismo celular, aunque también es imprescindible en funciones tan sencillas y habituales como la contracción muscular.
Cuando se bebe una gran cantidad de agua, el equilibrio del organismo puede verse afectado, haciendo que como ya hemos comentado anteriormente, la sangre se vuelva más líquida, y si esta situación continua, se puede desarrollar esta enfermedad.
Es un grave problema, y entre sus síntomas están el mareo, la fatiga, el dolor de cabeza o las náuseas, aunque en los casos más graves puede derivar incluso en la muerte.
Entonces, ¿qué cantidad es la recomendada?
Ahora que ya conoces qué complicaciones puede acarrear el beber más agua de la necesaria, seguro que te interesa saber cuál es realmente la cantidad recomendada de agua que hay que beber al día.
Lo cierto es que debemos dejar de creer en normas fijas, como la que nos asegura que hay que beber 2 litros de agua al día, puesto que cada cuerpo es totalmente diferente y debes conocerte a ti mismo.
La mejor recomendación que te podemos dar es que bebas cuando tengas sed, ya que la sed es el mecanismo que tiene tu cuerpo de decirte que empieza a necesitar hidratarse. Al igual que el hambre nos dice cuando necesitamos algún tipo de nutriente, la sensación de sed es la que te va a indicar que es el momento de beber agua.
Además, piensa que no debes agobiarte con este tipo de cosas, ya que cualquier bebida o alimento (exceptuando el alcohol), nos está proporcionando agua en mayor o menor medida, por lo que nunca vas a saber exactamente cuál es la cantidad que estás tomando.
Así que nuestra recomendación es que no te fuerces a tomar más agua de la que tu cuerpo te está pidiendo, de hecho, si ves que te tienes que levantar en medio de la noche para ir al servicio, quizá sea señal de que debes disminuir la cantidad de agua que tomas.
¿En qué casos es recomendable aumentar la cantidad de agua que bebes?
Sin embargo, es más que evidente que el agua es totalmente imprescindible para poder sentirnos sanos y para llevar una buena vida. Este líquido tiene un gran número de funciones que nos pueden ayudar en determinadas situaciones en las que nuestro cuerpo este pasando por un momento delicado.
Por eso también debes conocer que, en ciertos momentos concretos, puede que sí que sea bueno intentar forzarnos a beber una mayor cantidad de agua. Para que los conozcas, a continuación, te vamos a contar los momentos en los que debes de tener un especial cuidado con el agua que ingieres.
En verano
La primera de estas situaciones que queremos comentarte, en sin duda el verano, sobre todo si te encuentras en un lugar caluroso o en el que haya un gran porcentaje de humedad en el ambiente.
Estos dos factores van a ser claves cuando hablamos de la sudoración. Es más que sabido que durante el verano se suda mucho más, momento en el que vas a perder líquido de una forma más rápida.
Por eso debes tener algo más de cuidado con los líquidos que tomas, ya sea a través de la bebida o de la comida. De lo contrario puedes empezar a notar rápidamente algún tipo de problema asociado con la deshidratación, el más habitual es el dolor de cabeza.
Sin embargo, una vez más debes estar tranquilo ya que seguramente será tu cuerpo el primero que te indique que es el momento de beber una mayor cantidad de agua. Durante estos meses más calurosos es una gran idea llevar siempre una pequeña botella de la que podamos beber siempre que queramos, evitando así riesgos innecesarios.
Cuando haces deporte
Sin duda otro de los momentos en los que podemos perder una gran cantidad de líquido de forma rápida, es cuando hacemos deporte. Nuestro cuerpo comenzará a eliminar toxinas a través del sudor y necesita que repongamos rápidamente agua y sales minerales.
Por eso en este caso no solo podemos beber agua, si no que quizá sea una buena idea adquirir bebidas isotónicas, las cuales van a aportarnos todo lo que nuestro cuerpo necesita de una forma muy rápida y sana.
Evidentemente, si además te encuentras en una zona calurosa, o en verano, debes tener precauciones adicionales, y además de intentar beber más agua de la habitual, evita hacer deporte en las horas centrales de la jornada para no sufrir de lleno las altas temperaturas.
Si tienes una edad avanzada
Con este punto hay que matizar bastante ya que, aunque se diga mucho que las personas mayores deben tomar una mayor cantidad de agua, no hay estudios en los que se corrobore de una manera muy exacta.
Sin embargo, por otro lado, sí que se han hecho numerosas investigaciones acerca de la sensación de sed en las personas mayores, ya que se cree que quizá pierda fiabilidad conforme avanzan los años.
Esto quiere decir que cuando se alcanzan ciertas edades, puede que tu organismo necesite hidratarse, pero que eso no se esté reflejando en una sensación de sed. Por ello para prevenir problemas es mejor intentar beber agua de forma regular.
Momentos especialmente delicados
Por último, no debemos olvidar que hay momentos especialmente delicados en los que beber una mayor cantidad de agua seguro que es una buena idea.
Por ejemplo, durante el embarazo o mientras se está sufriendo alguna enfermedad vírica. En ambos casos, aunque quizá no haya un gran número de estudios que lo corroboren, parece lógico pensar que el cuerpo necesita un aporte extra de minerales y de líquidos.
¡Buenas! Soy Marina, autora de este blog e incansable “probadora” de dietas (¡qué remedio!). He probado todo tipo de métodos para adelgazar, tanto buenos como malos, y comparto todo lo que sé sobre ellos en este blog.
Tengo 26 años y un hijo, pero la gente me dice que sigue pareciendo que tengo 18. ¿Quieres saber cómo? Te invito a que leas mi historia y lo descubras.
Tabla de contenidos